Días cortos. Furia irreconocible. Hendido cuerpo victorioso que acumula el deseo bajo las sábanas. Entrecortada pulsión de ganas henchidas placenteras a ojos cerrados, a manos guardadas. Irreconciliable manía de sentir la humedad de una serpiente perpetradora, firme, arrebolada. Inmersión fugaz o perpetua. Raspadura intermitente sobre el cuello. Sudor, olor, sabor, ruido. Lenta, parsimoniosa, deviene la imagen de tus manos sobre el rompecabezas epidérmico. Lenta...
O los libros de lo inevitable
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