Pueden imaginar a la ceguera sin espalda, con cuatro aspectos, coordinados de tal manera que nunca pueda ver a Dios. Tiene necesidad de alimentarse porque no se mantiene con el resplandor de la divina presencia. Está sujeta a las pasiones humanas normales, es decir, se transtorna por los efectos de las inclinaciones perversas y como consecuencia siente impulsos malignos.
1 comment:
Por suerte han sido 101 y no 1001. Aunque podrían haber sido dálmatas y no noches. Who knows?
Tú prepara las enchiladas, que yo preparo los mates.
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