Y los odios surgen de manera gratuita después de esas conversaciones incendiarias en las cuales nunca nadie se escucha entre sí y nada hay para escuchar después de todo.
Lo que eres, seas o logres es prescindible. Tú estás mal. Tú eres inmaduro. Tú faltas. Tú sobras. Tu no alcanzas. Tú NO.
Hay tantas cosas detonando: dolor, miseria, rencor. Los verbos devienen de los objetos aniquiladores. La sangre corre dentro de las paredes más ajenas. Los muros de fortalezas imaginarias se terminan, eclosionan, aplastan a los habitantes serviles. La miseria y el odio se desbordan, atropellan, sucumben...
Decidan llenar de placer las formas imprecisas de un espejo. El odio asfixia...
O los libros de lo inevitable
Saturday, June 07, 2008
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