En Buenos Aires aprendí que los gatos cazan palomas a través de los patios de la biblioteca y que se realizan contubernios exhaustivos para asustar a la gente. Aprendí que hay una calle que nunca duerme y que los obeliscos pueden ser inútiles. Que los símbolos en blanco quiere decir "Siga" y que las noches no paran, que inútilmente deseas entrar a una milonga con tenis y que las cervezas mexicanas son nada en comparación con la Stella Artois que se bebe en una noche gélida cerca de Mar del Plata. Aprendí que existen libros que se guardan en cajas fuertes y que la sorpresa es suma cuando no la esperas. Entendí que en el lugar donde estás perdido puedes encontrarte si lees Rivadavia. Aluciné caminando entre lobos marinos y vi más barcos que en todas las novelas de viaje. Comprendí que los autobuses poseen códigos y que siempre será alucinante viajar en subterráneo. Imaginé que las confusiones entre vos y tú son quizás menos superficiales que los panchos determinanos que se comen y los que se mientan en México. Supe de la magia de "El Tigre" porque arañó mi tiempo, su marca quedó en mi reloj y no dejaré de recordarlo cada que lo mire. Aprendí que estando tan lejos puedes sentirte en el lugar indicado y que los lugares indicados siempre tienen nombres que no recordaré. Omití mis libaciones mentales con respecto al futbol porque aprendí a respetarlo en La Boca. Pero por encima de todas las cosas, aprendí que puedes tomar una lección de tango justo 15 minutos antes de partir a tu muerte segura en un avión angustiante.
(mi) Buenos Aires querido...
1 comment:
Que bellas imágenes, de esas que solo tu sabes capturar. ¿trajiste fotos? serían la cereza del pastel...
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