Un libro es una carta: esa carta que uno espera todos los días de su vida y que no suele venir, o sólo llega cuando ya es demasiado tarde y no queda en el mundo una sola palabra que pueda bastar para salvarnos. Un libro es una cosa impúdica que cualquiera puede comprar y olvidar como se compra y se olvida un periódico, pero a veces, cuando importa, el libro llega como una cita inesperada al alma que maduraba esperándolo, y entonces, sus palabras impresas cobran la forma de una caligrafía deseada y abrirlo es como hallar en el buzón usualmente desierto una carta que incita al misterio porque no reconocemos la letra que viene escrita en el sobre y nos ha llegado de una ciudad en la que no creíamos existir para nadie.
El libro secreto, Antonio Muñoz Molina.
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Cada vez amo más a Toñito.... de eso se trata, Calvino en 30 varos(y en Siruela uuu)... Donoso y todas sus perversiones unidas. No existe mayor aliciente para que cumpla con rígida disciplina el acto placentero de reconocerme como adicta. Siempre espero lo mismo de un libro, no siempre me lo da... pero cuando lo hace ...¡aaahh! hasta los que son santos ahora, y en su momento sientieron manifestación divina, se quedan cortos en con mi goce epifánico.(claro) Les presento a mi bienamado, Toñito. (qué bonitas cejitas gachupinas ¿no?)
1 comment:
La adicción, la suerte de buscar entre montones de libros deleznables. Suerte, me maldigo en silencio, que pocas veces ha tocado mi puerta.
Quizá mienta, creo que la cita es del Diario del Nautilus, aunque no podría asegurarlo.
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