O los libros de lo inevitable

Thursday, January 24, 2008

Di del sueño

-Petra ¿te cansas fácilmente?

- Claro, todas las noches cargo sueños que se anudan sobre sí mismos, se hacen una maraña indescriptible de imágenes y a las imágenes se les salen las manos, me miran de reojo y con rencor, me miran exigiendo que las lustres o que les quite de encima una gaviota. Me canso de mis sueños ¿cómo no cansarme? Despierto a ellos como queriendo encontrarlos limpios, tendidos, en el espacio de esta casa donde nunca hay nada, donde no podría haber nada más que esos gigantes infames de cuerdas y pieles que se enredan cada vez más a sí mismos, aplastándose, destruyéndose, dejándose vomitar...

-¿Cómo saber que todos no sólo es uno?

-No es posible, cada uno tiene su olor, el olor del mar por acá sobre el sudor de allá en la arena, la sangre seca encima de los mástiles, la carne desvenada, entreabierta al espasmo...El agua verde, la indigestión violeta, la sed violácea, gris...
Se enredan. Los huelo. Se enredan.

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