O los libros de lo inevitable

Monday, June 02, 2008

29. Siete

La razón es la cadena de los amantes y los viajeros, hijo mío; rompe la cadena, el camino es claro y obvio en adelante, hijo mío.

La razón es una cadena, el corazón una trampa, el cuerpo una ilusión, el alma un velo; el camino está oculto de todas estas pesadeses, hijo mío.

Cuando te has elevado de la razón, el alma y el corazón, y has partido, todavía esta certeza y esta visión directa están en duda, hijo mío.

El hombre que no se ha apartado del ego no es un hombre, hijo mío; el amor que no es del alma no es más que una leyenda, hijo mío.

Levanta tu pecho como un blanco ante la flecha de Su decreto; sé fuerte, pues la flecha de Su decreto ya está en el arco, hijo mío.

El pecho que ha sido herido por el choque de la flecha de Su disparo, tiene en su frente y rostro un centenar de marcas, hijo mío.

Si subes como Idris hasta el séptimo cielo, el amor del Amado es verdaderamente una excelente escalera, hijo mío.
(....)
No me preguntes sobre el amor, no preguntes a ningún hombre sobre el amor, pregunta al amor mismo; cuando habla el amor es como una nube lloviendo perlas, hijo mío.

El Amor no es asunto de dormidos, blandos y delicados, el Amor es asunto de valientes y héroes, hijo mío.

Quien se ha convertido en el siervo de los amantes y verdaderos, es un rey, un emperador, un señor de la fortuna, hijo mío.

No dejes que este mundo lleno de mágicos hechizos te aparte del Amor, pues este mundo desleal está saltando lejos de ti, hijo mío.

Aunque los versos de esta oda hayan sido largos en sus junturas, la melodía ha cambiado, pero el significado es el mismo, hijo mío.

Pon atención, cierra la boca y permanece en silencio en lo sucesivo, pues esta lengua tuya es en realidad el enemigo del alma, hijo mío.

Yalal al- Din Rumi


1 comment:

amarres de amor said...

muy buen post, realmente inspirador. saludos