O los libros de lo inevitable

Thursday, June 19, 2008

46.

La música se termina y comienza otra vez. Las palabras se quedan dentro y anidan en lugares ocultos. Unas buscan la luz y las otras cercenan las partes del cuerpo. Las destrozan. El momento de contemplación ante cualquier acto estético o semiestético es tanto que puede hallarme sumergida en lo más íntimo... en lo más profundo. Madame Bovary c'est moi... Esa mujer de Rojas C'est moi, El Marat de David c'est moi... me han traspasado y se han quedado, hurgan por dentro; me conmueven y me confortan... son míos. El problema no es estar deprimida o no, el problema es que ni siquiera hago las cosas que me gustan cuando tengo que hacerlas...

¿Y si fuera feliz? (Creo que sólo hay una razón por la que me gustaría ser feliz (uno razón)
Nunca he sido completamente feliz. ¿Pero si lo fuera? ¿Podría enfrentarme al arte, refugio y catarsis del malestar, sin sentirme condicionada o jalada de nuevo hacia lo que antes representó una hipersensibilidad estructural y emocional? Esto se parece demasiado a decidir, como en una escena de una película cuyo nombre no recuerdo: si me quedo amarrada a un auto en llamas o si me corto la mano para no morir. No muero, pero ya no tengo mano. Si muero, muero con mano. ¿Cómo sería dejar de ser masoquista? ¿Cómo sería leer a Pizarnik sin llorar? ¿Cómo sería pararme frente a un cuadro y no suspirar tan profundo que el aire al salir lleve con él mis lágrimas? ¿Cómo?
¿Será tan radical? ¿O sólo me da demasiado miedo dejar de enfrentarme a mí misma? Si he tenido lo que tengo hasta hoy, que finalmente no es mucho, porque soy como soy, dejaré de tenerlo?

Y si fuera feliz y comenzara a redactar libros a lo Rowling, y si escribiera libros de superación personal y ganara sumas millonarias por ellos? Entonces habría valido la pena dejar de chillar y quejarme por los rincones?

¿Qué quieres? ¿Qué prefieres?

Desitions Desitions... Desitions...

The rest is...

pills

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