He vuelto, apaleado como un perro, derrengao como las cosas incomprensibles que se guardan en cajones y azoteas. He vuelto para darme cuenta de que sigo en ninguna parte, arrastrando los pies y lamiendo con los ojos todos los contornos que pasan frente a mí. He vuelto y el camino sigue sin importar, torciéndose en nudos de sensualidad inusitada, de lubricidad absurda que sólo significa en la lejanía y el recuerdo. He vuelto para seguir escarbando el pozo que me heredaron junto con la suspicacia y la pasión por la derrota.
Pueden imaginar a la ceguera sin espalda, con cuatro aspectos, coordinados de tal manera que nunca pueda ver a Dios. Tiene necesidad de alimentarse porque no se mantiene con el resplandor de la divina presencia. Está sujeta a las pasiones humanas normales, es decir, se transtorna por los efectos de las inclinaciones perversas y como consecuencia siente impulsos malignos.
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He vuelto, apaleado como un perro, derrengao como las cosas incomprensibles que se guardan en cajones y azoteas. He vuelto para darme cuenta de que sigo en ninguna parte, arrastrando los pies y lamiendo con los ojos todos los contornos que pasan frente a mí. He vuelto y el camino sigue sin importar, torciéndose en nudos de sensualidad inusitada, de lubricidad absurda que sólo significa en la lejanía y el recuerdo. He vuelto para seguir escarbando el pozo que me heredaron junto con la suspicacia y la pasión por la derrota.
¿es eso una foto?
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