O los libros de lo inevitable

Wednesday, June 25, 2008

53. Requiem por los deseos

Hay magia para mí si cierro los ojos y entre mis manos encuentro los labios precisos. El toque de esos labios en la oscuridad cambia las noches por tardes oníricas frente a un muro de agua. Si me siento a la mitad de un jardín veo al suelo abrirse y dejar pasar miles de partículas brillantes que fecundan los pensamientos y se transforman en notas. Si pienso en un homúnculo, sale un mago que me provee bálsamos que saben a piñas maduras, a días sin tiempo. Si pienso en algo con alas una mano se cierne sobre los ojos y me dibuja un río. Poblaré un país con lagos tranquilos y limpios, con cielos estrellados siempre de día. Con luces crepitantes, bálsamos que eliminen el dolor, frutillas rellenas de placer, espejos rotos todos, pájaros que vuelen de cerca y coman en la mano cantos poderosos de sabiduría, palabras que se repitan en eco si las toco y se rompan en transparencias:
AMOR
BELLEZA
ETERNIDAD
PAZ
¿Por qué no puedo creer en un alguien que sepa que las bubas se curan con sólo tocarlas. Alguien que mire la estrella debajo del monstruo, alguien que cure, poco a poco y para siempre, la aguda forma que tiene de herir este puto mundo de mierda?
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Es más fácil encontrar palabras tristes... Es más fácil pensar que nada es suficiente... Es más fácil, Adriana, que sepas la realidad. La literatura se escribe para explorarse. Todo está escrito y todo está dicho. Lo que tú crees, incauta, NO EXISTE.

1 comment:

Manier Dagoa said...

Si estar contigo o sin ti, es la medida de tu tiempo,
Si la medida de tu tiempo es la medida de mi espacio,
Si la medida de tu tiempo es la medida de mi espacio, cada día que cuentas estoy más cerca tuyo.