No soy desdichado ni quiero que me compadezcan. Soy como soy y eso me basta. Saber que otros están peor es un gran consuelo, por supuesto. Es posible que Dios exista, pero eso, a estas alturas de la historia con todo lo que nos ha pasado ¿tiene alguna importancia? ¿Que el mundo acaso pudo ser mejor de lo que es? Sí, acaso, pero ¿para qué preguntárselo? He sobrevivido y, a pesar de las apariencias, formo parte de la raza humana.
Mírame bien, amor mío. Reconóceme, reconócete.
Mario Vargas Llosa, El elogio de la madrastra. Grijalbo
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