O los libros de lo inevitable

Tuesday, November 15, 2005

El necio suicida que llevo dentro


Hoy amanezco con el rostro tan desnudo que tiemblo... Tengo ganas de insertar cualquier objeto punzocortante en algún lugar sumamente específico de mi cuerpo. Soñé que moría atravesada por los trozos de un ventanal enorme, había soñado otras veces ese lugar que no conozco, supongo que a cualquiera le puede pasar, pero esta vez fue en serio, el ventanal caía sobre mi (eso sí, a través de él la ciudad se veía poca madre, de noche) y se despedazaba sobre mi cuerpo perforando inmisericordemente cada parte de mi anodina existencia...Después del descubrimiento onírico sobre como se sentiría morir quiero experimentarlo, las nociones de esta época no son más para mi, ciertamente tuvo razón aquél gallardo caballero que llenó su aparato fonador con palabras inmisericordes: Eres muy anticuda, lo reconozco. Aún no sé quién soy o cuántos años tengo (crisis de identidad adolescente) y una grave propensión a confundir mis sueños con deseos vivificadores (¿verdad Dj Melvin?) Esta vez creo que debo hacerlo, aunque ya me da una güeva inmensa sacrificar mi instinto de sobrevivencia en un pinche hospital. Creo que mejor dejaré las reflexiones por la paz y me dedicaré a dormir de por vida. Se vive poca madre de ese lado de mi subconciente.

Uyyy Hoy 15 de noviembre de 2005 empiezan las conferencias homenaje a Salvador Elizondo, se cumplen años de la publicación del fantástico Farabeuf (chinguen a su madre los que creen que Jodorovsky es mejor que Elizondo, ¡chin! me van a linchar en Filos) las conferencias empiezan a las 12 y la verdad es que estarán geniales. Ya hasta me emocioné, mejor me mato el sábado, para el sábado ya no habrá nada nuevo que me quede por escuchar sobre los sempiternos personajes de Elizondo.

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