Uno piensa normalmente, que las nociones de lo verdadero se asemejan a las verdades universales, lo peor es que no es cierto. Cada que nos miramos en el otro nos convertimos en un ser que se mueve por tropismos, no importa de qué manera adivinemos el amor y los futuros, caerémos sin sostenernos en los ojos del abismo que nos mira y nos transforma.
Lo menos real que podría pasarnos sería terminar eternamente felices o bien esperar a que uno odie lo suficiente al otro como para que lo bendiga con el olvido. Trístemente no hay que conformarse con haber caido una vez (si te crees ángel) uno habrá de caer una y otra vez en lo desconocido. No sé hasta que punto se pueda renacer pero ojalá que algún día me sea imposible hacerlo porque es verdaderamente desgastante anudar cada fragmento del otro que ha quedado inevitablemente zurcido al uno mismo.
O los libros de lo inevitable
Friday, November 11, 2005
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1 comment:
Quizá sea desgastante aceptar el hecho de que los pedazos de los cuales estamos formados nada tienen que ver con nosotros. Aceptarnos para acomodar nuestro cuerpo de colores dentro de las oquedades del espacio y el tiempo, esperando sin saber que esperamos el momento en que todo nos sobrepase y ni siquiera podamos levantar la cara para mirar el vagón lleno de manos que se despiden.
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