O los libros de lo inevitable

Wednesday, November 16, 2005

¿O somos tal vez una mentira?


A 40 años de que Farabeuf vió la luz, cualquier homenaje a la obra resulta paupérrimo, extendido, académico o no, cualquier situación escrita resulta anodina para valuar la imponderable revelación que Elizondo nos ha dejado.

Farabeuf no es sólo una crónica de instantes, es un manifiesto poético que arremete en contra del amor, no es gratuito que la relación eotismo-tortura haya sido el leit motiv de la novela. Dice Jose Luis Martínez (yiac) que Salvador hojeaba una edición de Les larmes de Eros de George Bataille en cuyo interior se encontraba una fotografía de uno de los tipos de suplicio de la tortura china: Los cien cortes, este procedimiento, como su nombre lo dice, consiste en realizar incisiones cada vez más profundas al cuerpo de la víctima, de manera que los jirones de piel se puedan desprender dejando al descubierto las visceras del agraviado, los cortes principales se realizaban en el pecho y posteriormente mutilaban los genitales. Al llegar a un número no concebido de cortes, el sujeto se desangraba, sin embargo, la muerte aún estaba lejana ¿Pensaban que la crucifixión estaba muy fuerte? pues nada más hay que ver cómo se las gastaban los chinos, ahora ya no lo hacen porque la ONU metió las manos para impedirlo. La última de las historias documentadas es la de un campesino cuya esposa estaba preñada sin permiso del gobierno, lo encarcelaron bajo ningún cargo y posteriormente lo torturaron hasta que dos días después murió. Pero el punto era que a Salvador se le ocurrió la obra después de ver la fotografía en el libro (la que esta al inicio de este post)

Esto nos lleva a pensar en el recorrido de Elizondo, Farabeuf (para quien no lo sepa) es la crónica de un instante (su segundo título) , uno vivido por un hombre -el doctor Farabeuf- y su enfermera, aunque la historia no se resume a esto. Todo el relato esta lleno de exquisitos simbolismos y apuntes hacia la muerte, todo dentro de esta relación mencionada ad nauseam: Eros- Tánatos. Pero ¿para qué sigo hablando yo si pueden leer al mismo Elizondo? Aquél que como todos los torturados nació el 19 de un mes no importante. Esta vez no es: todos los Owen nacen un día domingo, mi noción será, todos los torturados nacen un día 19.
Somos un signo incomprensible trazado sobre un vidrio empañado en una tarde de lluvia. Somos el recuerdo, casi perdido de un hecho remoto. Somos seres y cosas invocados mediante una fórmula de nigromancia. Somos una acumulación de palabras; un hecho consignado mediante una escritura ilegible; un testimonio que nadie escucha. Somos la imagen fugaz e involuntaria que cruza la mente de los amantes cuando se encuentran. Somos un pensamiento secreto.
Te equivocas. hay algo en tus recuerdos que te impide traerlos a la mente con la nitidez que fuera necesario. Todo en ello es turbio y confuso. Te sientes abrumada por la presencia demasiado tangible de ese ser que has creado y que hubieras querido ser. Algo en toda tu vida se te escapa. Un instante quizá. Un instante definitivo que puede darte la clave de lo que realmente eres o de lo que has dejado de ser para turbarte tanto...
La recomendación desesperada: Mañana habrá 3 conferencias-homenaje a Salvador Elizondo y los 40 años de la publicación de Farabeuf. Los horarios: 10; 12:30 y 17:00. En la Facultad de Filosofía y Letras.

1 comment:

Anonymous said...

Hola!!! Vaya, tu si tienes un blog decente, lo que es tener de que hablar. Lo único que le cambiaría es el color a ese texto rojo, cuesta mucho trabajo leerlo, pero no hay duda de que tu siempre tienes algo interesante que decir. Ya está en mis favoritas.
Jesús.