O los libros de lo inevitable

Sunday, November 27, 2005

El suplicio de la roca

Lo inmediato, citar el verso de Dickinson que ha martillado mis horas: Because I could not stop for Death/ she kindly stopped for me.
Lo simple: Depresión circadiana, según definición propia. Suceso inevitable que nos previene de mirarnos al espejo y anotar bajo espasmos cada elemento olvidado y cada recuerdo lacerante. Estado anímico inherente a la pérdida total de la esperanza.
Lo cierto, citar a Camus que ha sido una excelente compañía el día de hoy: Hay que ser Wherter o nada . También en eso hay varias formas de suicidarse, una de las cuales es el don total y el olvido de la propia persona. ¡Maldito bálsamo etílico! ¿Por qué me dejas olvidarme?
Lo triste: Don Juan, en cambio, busca la saciedad. Si deja a una mujer hermosa no es en modo alguno porque ya no la desee. Una mujer hermosa siempre es deseable. Es porque desea a otra, y eso no es lo mismo.(94)
¿Es Don Juan egoísta? A su manera, sin duda. Pero también a este respecto hemos de entendernos. Hay quienes estan hechos para vivir y quienes estan hecho para amar. (96)
Lo patético: Alguna vez me encontré con breve relato de Guitry. Una adolescente recorría una sala de museo, en la exhibición se encontraban varios desnudos femeninos, todos ellos de mujeres hermosas. Ella vuelve a su casa y se desnuda completamente. Se mira al espejo y con lágrimas en los ojos se recorre: el pecho sin brotes, el sexo poblado, el rostro un tanto agradable pero definitvamente sin algún brote de belleza. Entonces se sienta en la cama y se dice a sí misma ¿Sere yo acaso un monstruo? Cada vez que recuerdo ese relato no puedo evitar preguntármelo a mi misma, sé que soy un montruo, tal vez uno sin parafernalias, pero con abismos interiores y carencias exteriores que limitan (no sé que sea lo que limitan) pero mis prótesis ideológicas y mi lavada de cerebro, aún no intervienen lo suficiente.
Lo masoquista: Rehacer experiencias; no tomar en cuenta los propios gritos de advertencia.
La declaración: Hace aproximadamente 4 años me hicieron un test psicométrico para probar los efectos que había tenido en mi cerebro el constante consumo de cannabis. La prueba era que el conejillo debía armar figuras geométricas dibujadas en una hoja, a partir de piezas de madera de la misma calidad (geométricas). Recuerdo que lo hice sin problemas. El viernes me pidieron que lo hiciera de nuevo. Y no pude terminar las últimas 4, ya no podía hacer nada con ellas, no las podía organizar y me desesperé. Me di cuenta hasta qué punto me había afectado la mota, pero dudo que algún día haga caso de eso. Lo mismo me pasó con el alcohol la primera vez que no acordé de nada a la mañana siguiente. Me dije: ¡No más alcohol para ti! pero lo seguí haciendo y ahora resulta que me acuerdo pero por fragmentos, como en una película con cortes y detalles fabricados por mi asquerosa- traidora-hija de su puta dueña imaginación. Ahora, en lugar de pensar en el "No más" pienso en el ¡Cómo?¿ esto nada más? O sea, les informo que conforme pase el tiempo voy a ser más pendeja (Ojalá)Esto de pensar demasiado en estupideces no es grato. Voy a dejar de leer (¿a quién engaño?)
Lo cruel: Después de saber que alguien más lee mis gritos, ya no quiero dejar de gritar. Pinche manía esta de enseñarle a los otros las vísceras.
Lo necesario: Todas las citas de Camus son de su librito El mito de Sísifo. Está editado por Alianza y los números entre paréntesis (como imagino que imaginan) pertenecen la número de página.
Lo baladí: Sísifo: El más astuto y el menos escrupuloso de los mortales. Castigado en el Hades por su pecado de hibris, exceso de orgullo y de confianza en sí mismo. La condena sempiterna (porque ya no perpetua) era llevar una enorme roca desde las faldas de un monte (cuyo nombre no recuerdo, ¡pinche mota!) hasta la cumbre del mismo. Cuando llegara a la cumbre la roca iba a rodar cuesta abajo y él debía repetir la acción. Gracias a Homero, el castigo de Sísifo se convirtió en el ejemplo por excelencia de los tormentos eternos que sufrían en el Tártaro.
Gracias

4 comments:

Anonymous said...

"Lo baladí: Sísifo: El más astuto y el menos escrupuloso de los mortales. Castigado en el Hades por su pecado de hibris, exceso de orgullo y de confianza en sí mismo. La condena sempiterna (porque ya no perpetua) era llevar una enorme roca desde las falda"
Válgame, no entendí nada...

"Lo triste: Don Juan, en cambio, busca la saciedad. Si deja a una mujer hermosa no es en modo alguno porque ya no la desee. Una mujer hermosa siempre es deseable. Es porque desea a otra, y eso no es lo mismo.(94)"
Wooorale, ¡como no lo había visto!

Sobre la percepción de la belleza propia, se arregla olvidándose de los convencionalismos... jajaja, vendo consejos y para mí no tengo...

Dicen que con el alcohol y otras substancias, las primeras en morir son las neuronas débiles, así que al principio tu rendimiento aumenta... tal vez es cierto que yo deba empezar a consumir..., digo, si eso me va a permitir escribir como tu.

Anonymous said...

Empezar diciendo que a veces se hace preciso sacar el cuerpo del molde que los conceptos han hecho para nosotros. No creo en el fracaso, no creo en la dicha ni en el hombrecillo con su olla de oro al final del arco iris. No creo en lo que mi mano derecha pueda hacer para protegerme un ojo; no creo en los fragmentos que me constituyen y me desligo de cualquier pasado.

Creo en la hambruna, la peste, la guerra y la muerte; creo que mis pasos no han hecho ninguna senda hacia el provenir. Creo que ninguna ofrenda es suficiente cuando se da a cambio de un placer. Creo que más que la culpa es el precio a pagar lo que nos detiene. Creo que puedo llegar a ser lo mejor que pueda ser si consigo olvidar lo que ahora soy.

ceguera marchando said...

Para Cuchonava:

Te agradezco los consejos, se dice: has lo que bien digo, no lo que mal hago.

Sobre el alcohol, es necesario citar a Omar Khayyam, un borrachote persa: Oigo decir que los amantes del vino se condenarán. No hay verdades pero sí mentiras evidentes. Si los amantes del vino y del amor van al Infierno, el Paraíso debe estar vacío.

Gracias por leer

ceguera marchando said...

Mi querido Juan María Brausen, tan onettista (y onanista). Suena usted como un tipejo cualquiera, Lautreamont, por aquello de la hambruna y la peste. Pero sepa mi querido Brausen, no deja de ser un cristianote con culpas.

Gracias, miles