La creación y la destrucción, la justicia divina y el mal, aludidos en el centro del mundo. Los hindúes son artistas imponderables. ¿no les recuerda la falda de serpientes de la coatlicue?
Pueden imaginar a la ceguera sin espalda, con cuatro aspectos, coordinados de tal manera que nunca pueda ver a Dios. Tiene necesidad de alimentarse porque no se mantiene con el resplandor de la divina presencia. Está sujeta a las pasiones humanas normales, es decir, se transtorna por los efectos de las inclinaciones perversas y como consecuencia siente impulsos malignos.
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